Con este modelo, las entidades financieras comparten nuestra información y cooperan para ofrecernos servicios personalizados, generando una competencia más justa.
En las últimas décadas, el mundo financiero ha experimentado cambios drásticos gracias al avance de la tecnología; las plataformas en línea y los pagos digitales son cada vez más usados, dejando atrás las visitas a la sucursal del banco y los largos tiempos de espera. Más allá de la forma en la que se hacen las transacciones, hoy estamos siendo testigos de una transformación sobre cómo gestionamos nuestro dinero y los servicios que requerimos.
En este sentido, las fintechs, aquellas empresas que conjuntan la tecnología para brindar servicios financieros, independientes a las instituciones tradicionales, han logrado romper el monopolio bancario ofreciendo una nueva atención a los clientes, más personalizada, ágil y competitiva. Sin embargo, los bancos aún resguardan la información de sus usuarios como exclusiva, en donde curiosamente estos no tienen el control sobre sus propios datos.
En este escenario la competencia con otras entidades como las fintech, no se da en igualdad de condiciones ni existe la cooperación, por lo que se entorpece la creación de servicios más completos y beneficiosas para los clientes. Por ello, surge la propuesta del open banking o banca abierta; que en términos sencillos, implica que cualquier entidad financiera, ya sea banco o fintech, pueda compartir la información de las personas y colaborar para diseñar productos y servicios de acuerdo a las necesidades de cada uno. Esto eleva la competitividad, la calidad y se traduce en más opciones, mejores tarifas y una experiencia más integrada.
Para este modelo, la información se concentra en un solo sistema al que las entidades tienen acceso, a través de interfaces de programación de aplicaciones informáticas estandarizadas (API’s). No obstante, existen desafíos sobre seguridad, privacidad y la necesidad de una regulación adecuada: uno de los más grandes es el manejo responsable de los datos y su protección, además de lograr la interoperabilidad, para que todas las plataformas funcionen juntas sin problemas.
A pesar de ello, es indiscutible que democratizar el acceso a la información financiera puede mejorar nuestra relación con las instituciones y el dinero en la era digital, por lo que el open banking representa una transformación que pone al consumidor al centro, y promete un sistema más inclusivo, personalizado y eficiente. Así, tanto las fintech como los bancos tradicionales tienen la oportunidad de redefinir la banca del futuro.
En Volcán, somos una empresa tecnológica que trabaja para que los clientes tengan acceso a los conocimientos y herramientas más avanzadas, que hagan de sus pagos una transacción sencilla y segura.